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martes, 18 de julio de 2017

EL MENSAJE A LA NACIÓN: Tradición e Historia

Es habitual que los peruanos celebren cada 28 de julio las Fiestas Patrias. Pero, ¿sabía que la verdadera fecha del nacimiento del Estado Peruano fue el 20 de septiembre de 1822 con la instalación del primer Congreso Constituyente? Entonces uno se pregunta ¿por qué se celebra los 28 de julio? Ello se debe a que si bien en 1821 el Libertador José de San Martín proclamó la independencia del país en la Plaza Mayor de Lima el sábado 28 de ese mes, en la práctica el Perú estuvo bajo el dominio de la Corona Española hasta 1824 y fue recién con su derrota en la batalla de Ayacucho el 9 de diciembre de ese año y la firma de la Capitulación por el general Canterac, que recién pudo considerarse realmente libre e independiente. Sin embargo, la fuerza de la costumbre se impuso finalmente, quedando el 28 de julio como la fecha indicada para celebrarlo cada año. El programa del 28 se inicia en la Basílica Catedral para participar en la tradicional Misa y Te Deum de Fiestas Patrias a cargo del Arzobispo de Lima. Acto seguido, el presidente se traslada al Parlamento para dar su mensaje. Una vez en la sede del Legislativo, el presidente dirige su Mensaje a la Nación. Cabe precisar sin embargo que el mensaje es al Congreso, por lo que no es del todo correcto llamarlo “mensaje a la nación”. ¿Por qué se le dice así entonces? Ello se debe a que los parlamentarios representan a la nación y el jefe de Estado la personifica. El mensaje del presidente es, sin duda, lo más esperado del 28 de julio, ya que se ha convertido en una especie de anuncio de las tareas que emprenderá el gobierno en el corto y mediano plazo. No tiene un tiempo de duración oficial, y ello depende de quien de el mensaje para dar a conocer sus planes de gobierno. Esta práctica tiene sus antecedentes en la antigua Inglaterra, cuando el rey se presentaba en la Cámara de los Lores. Mientras que el discurso presidencial en el Congreso se remonta a 1790 cuando George Washington leyó su mensaje anual. Más tarde Thomas Jefferson innovó al enviarlo por escrito y en 1913 Woodrow Wilson restituyó la lectura presencial. En el Perú, antiguamente, el titular del Parlamento podía contestar el discurso presidencial in situ, pero más que un análisis se trataba de una cortesía, más aún si este era del oficialismo. Dicha contestación no estaba estipulada en la Constitución ni en el reglamento. Esta peculiar práctica se anuló cuando llegaron los incidentes. El más recordado es el de 1864 durante el gobierno del general Juan Pezet. El entonces presidente del Senado, Ramón Castilla, le exigió cuentas a Pezet por las acciones a seguir frente al intento español de recuperar por la fuerza sus colonias pérdidas, para lo cual envió desde la Metrópoli una Expedición Restauradora con ese objetivo. Lo acusó de actuar por descuido o por “connivencias criminales con el enemigo”, lo que obligó a Pezet replicó a romper el protocolo. Desde entonces una vez que termina su discurso anual, el presidente abandona el recinto y regresa al Palacio de Gobierno en su auto blindado, escoltado por el Regimiento Mariscal Nieto. Una vez allí, recibe en horas de la tarde el tradicional saludo del cuerpo diplomático acreditado en el Perú y luego al día siguiente, participara en la Gran Parada Militar en la Av. Brasil, con el cual se pone punto final a las celebraciones de Fiestas Patrias en el Perú :)
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